Si es complicado entender el mundo de las emociones para un adulto, tratar de mostrar cómo funcionan, qué son y como identificarlas en otras personas y en nosotros mismos, se convierte en todo un desafío para los niños, máxime si tienen un diagnóstico de TEA.
Las personas con autismo, al margen de las dificultades que suelen tener en áreas como la teoría de la mente, muestran unos patrones de observación distintos al resto, con mayor tendencia a mirar una parte de la cara o los detalles de un objeto y no al conjunto.
Esto dificulta que puedan entender los gestos que indican enfado, felicidad, sorpresa, o cualquier otra emoción en sus interlocutores.
Afortunadamente hay recursos: cuentos, pictogramas, videos y técnicas que nos van a ayudar a lograrlo. Os contamos algunas de ellas en este vídeo.
Si es complicado entender el mundo de las emociones para un adulto, tratar de mostrar cómo funcionan, qué son y como identificarlas en otras personas y en nosotros mismos, se convierte en todo un desafío para los niños, máxime si tienen un diagnóstico de TEA.
Las personas con autismo, al margen de las dificultades que suelen tener en áreas como la teoría de la mente, muestran unos patrones de observación distintos al resto, con mayor tendencia a mirar una parte de la cara o los detalles de un objeto y no al conjunto.
Esto dificulta que puedan entender los gestos que indican enfado, felicidad, sorpresa, o cualquier otra emoción en sus interlocutores.
Afortunadamente hay recursos: cuentos, pictogramas, videos y técnicas que nos van a ayudar a lograrlo. Os contamos algunas de ellas en este vídeo.